Cadáver Exquisito Literario IV | Misterios Ocultos en Mitos, Leyendas y Relatos

   

Durante el mes de octubre, en LACUHE Blog, hemos realizado una actividad literaria conocida como Cadáver Exquisito. Esta denominación es un juego de palabras que hace referencia a una técnica utilizada por los surrealistas franceses. Se trata de un juego en el que un grupo de escritores escribe un relato conjunto, pero cada uno de los participantes solo puede ver el final de lo que escribió el participante anterior para continuar con la escritura del texto, siendo el resultado un relato surrealista. 

El Cadáver Exquisito Literario IV se dedica a explorar los fascinantes misterios ocultos en mitos, leyendas y relatos que han cautivado la imaginación humana a lo largo de la historia. En este encuentro, compartiremos las emociones, sensaciones y matices que evocan el misterio, sumergiéndonos en la magia de la creatividad literaria.

ESCRITORES / AS PARTICIPANTES

En esta iniciativa literaria, hemos participado un total de diecinueve escritores/as de LACUHE (por orden alfabético):

Samuel Acosta Ynoa

Margareth Acosta

Fiordaliza Acosta Ipolito

M.A. Álvarez (Mª Auxiliadora Álvarez)

Mirna Álvarez

María Antonia Segarra

Yanet Cabrera

Norma Feliz

Gustavo Franco

Ana Hernández

Evelyn Herrera

Claudio López

Gladys María Montolío

Dilcia Rosso

Rafael Reyes Méndez

Ana Rita Villar

Ricardo Vacca-Rodríguez

Juana Vasquez

Margarita Zayas

RELATO 

A continuación, la obra conjunta resultante. Las palabras en negrita son las únicas que vieron los participantes a la hora de escribir. El orden de participación fue al azar y no revelaremos quién escribió qué para mantener el misterio:

CADÁVER EXQUISITO LITERARIO IV

Siento que está cerca de mí, sus pasos agrietan el silencio de la noche. Me está observando desde la sombra, paciente para revelar su presencia. ¿Hay alguien ahí?

Ahí solo reinaba la oscuridad más absoluta. Una oscuridad propia de una terrible pesadilla.

Ha sido un momento perturbador, desgarrador… Llamaba a mi mamá desesperadamente y no me escuchaba. Quería despertarme y levantarme de la cama. Paliaba con la sábana, mi pijama y cada vez más me sentía atrapada.

Era un callejón sin salida, era un callejón largo y sin ventanas, todo estaba oscuro y me faltaba la respiración. Nadie me escuchó y allí fue cuando mi vida cambió para siempre.

Siempre, wow, siempre…miro a mi vecino por la ventana; ya van tres bolsas largas y pesadas que carga a la misma hora de la madrugada.

Todo empezó en la madrugada, afuera el viento chocaba fuerte contra todo, las ventanas rechinaban y el cielo alumbraba intensamente, los rayos caían con fuerza en cada árbol que encontraban. Adentro en la casa oscura, dentro de un armario yacía mi cuerpo.

Con su cuerpo ensangrentado sus huesos rotos y completamente destrozado, comenzó lentamente a levantarse y a caminar con una aptitud aterradora.

Aterradora es la situación de lo sobrenatural que no tiene cabida en la ciencia ni en la línea de la realidad que nos cuestiona de dónde salió ese ente.

Un ente atrapado en tinieblas, rodeado de muerte y sangre en tu habitación.

Esa habitación se llenó de penumbra, un olor a podrido se podía percibir.

De pronto una carcajada espeluznante rompió el silencio. A lo lejos se escucharon aullar los perros. Y se escuchaban caballos jalar una carreta. Las nubes ennegrecieron opacando la luz de la luna. En el bosque corrían hombres con antorchas.

A lo lejos observé unas antorchas de calavera con destellos de terror en medio de la oscuridad, apurando mis pasos pasé por un jardín, el olor de las flores desviaron el camino hasta llegar al cementerio, de repente un espantoso quejido, al dar unos pasos atrás estaban allí, las lápidas en movimiento, sentí un miedo escalofriante al ver al espíritu danzante y un grito aterrador.

Tu espíritu, cuando pasa por mi lado me eriza la piel de alegría ¿cómo sé que eres tu? Al ver tus huellas que dejan marcas en la alfombra de mi habitación, pero esta vez es distinto se me eriza la piel, el corazón se acelera, el miedo se apodera de mí, esta vez es una alma del purgatorio pidiendo ser salvada del fuego del infierno.

Y cada vez que caigo en ese transe, es como si una vorágine me arrastrara a ese bello episodio físico/mental que llaman infierno. A diferencia de los agnósticos, creo que el infierno es otra forma de paraíso. Un empíreo en el cual yo me puedo recrear y hallar mi edén, por eso me abandono a él cada vez que puedo.

Puedo ver una luz brillar, entre las sombras, parpadeando, trémula, en medio de la noche, mientras los latidos en mi pecho sucumben y se agitan a cada paso que avanzo en la maleza.

La maleza salía de mi mano, se extendía sobre el camino amarillento que daba a la casa de la laguna gris.

Gris eran sus colmillos afilados. Por eso temblaba al recordar el encierro, aquella noche de luna llena.

Llenaba todo el espacio sideral, aunque era solo espíritu. Desde su llegada al cielo, fue condenado a llevar las almas malvadas al infierno por el resto de la eternidad, para que éstas no se perdieran más de lo perdidas que ya estaban.

Estaba esperando que llegara a disponer de mí, como siempre a su antojo, mirar mi cama me revuelve el estómago, qué panorama más sombrío, desolado y miserable me ha tocado.

Vaga la sombra de la muerta y sus manos tocadas por la sangre parida a ramalazos. Su belleza antigua de antaño su pelo de ciguapa enamorada aún llora su desvelo.

FIN

 

                                                                          * * *

Organizador de esta iniciativa literaria: Samuel Acosta Ynoa