Hombre masa en Las clases jornaleras de Puerto Rico de Salvador Brau y la forma de ensayo a lo Luckás
Hombre masa en Las
clases jornaleras de Puerto Rico de Salvador Brau
y la forma de ensayo a lo Luckás
En este análisis se abordará sobre el escrito Las clases jornaleras de Puerto Rico de
Salvador Brau quien fue un autor polifacético en el campo académico tanto en la
literatura como historiador. Por ello según, los estudiosos de la crítica
literaria han coincidido de acuerdo con Manrique Cabrera en que Salvador Brau
(1842-1912) fue “dramaturgo, periodista, poeta lírico, novelista, ensayista,
historiador y hombre público” (Manrique 19).
Siendo un hombre tan versátil en las letras no es de extrañarse que
entre sus ensayos se encuentre lo histórico-sociológico como en Las clases jornaleras de Puerto Rico que
se publica en 1882. En este escrito Brau
hace observaciones de tipo social, económico y de medio ambiente de los
residentes de la Isla y, del cómo este medio ambiente ha influido en los puertorriqueños
a través de los siglos. Por tanto, este análisis será en lo que se refiere a la
forma y contenido tanto en el ensayo de Las
clases jornaleras de Puerto Rico como toda mención que hace Luckás sobre el
propósito del ensayo mismo como género dentro de la literatura y, que le
pudieran definir como género artístico y literario. Con dicho fin, es que se
analizará lo teorizado por Luckás en Sobre la esencia y la forma del ensayo (Carta a Leo Popper)
de 1910.
El aspecto inicial a desarrollar
será sobre lo que un ensayo podría ser y el cómo los cuestionamientos llevan a
delimitar dicho género. Por lo tanto, Luckás
en su carta a Leo Popper traza posibles rasgos que se considerarían como puntos
a favor de lo que es un ensayo. Lukács
en sus interrogantes sugiere:
En qué medida esta
forma es independiente; en qué medida el tipo de intuición y su configuración
excluyen la obra del campo de las ciencias y la ponen junto al arte, pero sin
borrar el límite entre ambos; en qué medida le comunican la capacidad de una
nueva reordenación conceptual de la vida manteniéndola, al mismo tiempo, lejos
de la perfección helada y definitiva de la filosofía. (15)
A lo que probablemente
Luckás se refería es que el ensayo se vuelve independiente como escrito
literario cuando una crítica metafórica con mezcla de realidad se presenta con
toda la intensión sutil de persuadir al posible lector de una idea o de un
concepto sobre un tema determinado en el cual se delinearía la idea del cómo
sería más posible y conveniente el crear polémica para estimular cambios
necesarios positivos que se deben hacer para una sociedad que necesita de un determinado
orden para sobrevivir y convivir.
Asimismo, al
profundizar más Lukács sobre la posible responsabilidad del autor y creador de lo ensayístico añade que la
permisible función del crítico literario recaería en lo siguiente: que es
engrandecer lo poco o lo mucho de lo criticado de un concepto o idea, para
elevarlo al arte mismo y, por su elaboración y orden a través de
manifestaciones visualizadas en el mundo en el que el autor se ve envuelto. Lukács expone que:
El crítico ha sido enviado al mundo para hacer, hablando, que esa aprioridad respecto de lo grande y lo pequeño aparezca claramente, para proclamarla, para juzgar, con los criterios así contemplados y conseguidos, de los valores de cada manifestación singular. La idea está presente antes que todas sus manifestaciones, es un valor anímico, un motor del mundo y un configurador de la vida: por eso una crítica así hablará siempre de la vida más vida. La idea es el criterio de todo ente: por eso sólo escribirá la crítica profunda y verdadera el crítico que “con ocasión” de algo creado revele su idea: sólo lo grande y verdadero puede vivir cerca de la idea. (35-36)
Como resultado de lo anterior se puede considerar que ese contenido diseñado en
Las clases jornaleras de
Puerto Rico le va dando
forma al ensayo sobre la necesidad de
que se debe buscar la mejor forma de aprovechar la mano de obra barata que
ejercen «las clases jornaleras».
Desgraciadamente, es esa clase de trabajadores que consisten y que viven
en un ambiente de extrema pobreza y, que su trabajo duro les va definiendo el
carácter que; sin embargo, les ha ayudado para sobrevivir la esclavitud a
través de su trabajo diario con el jornal que no les alcanza para el gasto
habitual del hogar.
La
postura fundamental que aquí se asume es evidente, ya que, de acuerdo con
Luckás, el ensayo tiene como uno de los propósitos lo siguiente: “[e]l tema es, pues:
la crítica, el ensayo —o llamémosle provisionalmente como prefieras— como obra
de arte, como género artístico… [que] como cosa obvia: que la crítica es un
arte y no una ciencia” (Lukács 16). El
valor del argumento quedaría entonces asentado en que el arte radica en lo que
el ensayista presentaría de su idea y en este caso sería sobre las clases jornaleras. Ahora bien, esa clase de trabajador sería lo que se clasifica como jornalero-hombre
masa.
Por ello a continuación, se hará una delineación de la
vida social puertorriqueña que les ha hecho convertirse en ese hombre masa. Más aun, hoy se les caracteriza como a
cualquier otro grupo de trabajadores que en su mayoría sirven como motor de
progreso económico en gran parte del mundo moderno. En consecuencia, antes hay que señalar que es
un grupo de hombres que hacen
determinada tarea que podría clasificarse de esta manera. De acuerdo con Francisco Ayala “[l]a palabra “masa”, como suele ocurrir con las que
designan objetos sociales, pertenece al uso corriente y adolece de la
ambigüedad habitual en las palabras …presentando connotaciones distintas según
el contexto en que la empleamos; de modo que, al usar la palabra “masa” podemos
querer indicar, mediante ella, cosas ligeramente diferentes” (193). Ayala
es sutil al clasificar al hombre masa, ya que no hay rastro alguno peyorativo más
que del hombre como objeto en la sociedad, que es servicial para una labor
determinada, que sería esa subordinación que es útil para el que más poder
tiene.
Sin embargo, no es así con Paul Meadows quien plantea como
concepto de hombre masa lo siguiente y, lo remarca de una forma más inclemente,
diciendo que “[d]entro del término
masas quedan incluidos: la muchedumbre, la canalla, los desarrapados, los
jacobinos, el proletariado, el pueblo en común y el hombre común” (102). Como se entiende la descripción del hombre masa es bastante clara, ya
que es el ser inferior que no proviene de buena cuna, que no es esa
aristocracia de Occidente de buenas costumbres, quien emigró a América y el Caribe
para descubrir el nuevo mundo. La
descripción por lo general da una impresión clara de la mentalidad de la época
donde la superioridad del hombre era la que dictaba la conciencia de la
aristocracia o la burguesía del momento.
No obstante, Ilse Hering menciona que también se puede
clasificar masa como:
La diferencia entre la masa y
la minoría [que] no se deriva solamente de la autenticidad y la inautencidad, con todas sus notas, sino
de la vitalidad. La masa es receptiva, mientras que la minoría es creadora.
Estos caracteres determinan diversas funciones, pero, aun así, los héroes no
pueden separarse de las masas; la sensibilidad vital es el lazo común que une a
la masa y la minoría y el fundamento de la convivencia, uno de los elementos
esenciales de la historia. (382)
Lo que se comprende es que un hombre por razones de
clases o de respaldo económico de alguna manera ha sometido a otros individuos porque
cuenta con un estatus diferente. Debido
a este poder, ese hombre le dirige para que incremente y le ayude a sostener el
patrimonio económico individual heredado que lo mantiene como clase alta en la
sociedad. Por otro lado, para Luckás la
sociedad es fuente de inspiración para realizar críticas que se ordenarían para
proyectar artísticamente la idea de rechazo o aceptación de que el hombre está
por lo general para servir y no para ser servido.
Es conveniente destacar al teórico quien señala que “aquí no estamos
hablando de un sucedáneo, de algo nuevo por principio, de algo que no queda
afectado porque se consigan total o aproximadamente objetivos científicos. En
la ciencia obran sobre nosotros los contenidos, en el arte las formas, la
ciencia nos ofrece hechos y sus conexiones, el arte alma y destinos” (Lukács
17). Los destinos que se estarían
exponiendo son el de las clases jornaleras en un medio ambiente en el cual son
explotados por los hacendados. En la
ciencia que irá fortaleciendo la estructura social con principios y leyes
sociales, es donde recaerían los hechos que es la esclavitud y la falsa
libertad del jornalero, ya que ambos están atados a un sistema que los empuja a
trabajar para ellos (hacendados
y estado).
Es entonces que la conexión entre esclavo y amo o estado
y obrero sería lo que según Luis M. Díaz Soler expone en Historia
de la esclavitud negra en Puerto Rico donde los hechos establecen que:
El decreto de
abolición fue una ley de transacción que descansaba sobre tres puntos
fundamentales: primero, plena libertad civil; segundo, contratación temporal
forzosa, y tercero, aplazamiento de los derechos políticos de los libertos. Con
el propósito de dar cumplimiento a lo dispuesto por la ley, se hizo un
reglamento, el cual fue autorizado por el ministro de Ultramar el 26 de marzo
de 1873. De acuerdo con este reglamento, se llevaría un registro de libertos;
los huérfanos e incapacitados quedaban a cargo de los municipios hasta tanto el
gobierno dictara medidas de beneficencia, informando los patronos de estos
casos al síndico protector de libertos … Para trasladarse de un punto a otro,
el liberto tenía un pase especial extendido por el municipio de acuerdo con el
criterio del protector o síndico del ayuntamiento. Todo exesclavo, con
excepción de los incapacitados y los menores de edad, estaba obligado a
contratarse, bien con su antiguo amo o con cualquiera otra persona. (353)
Es necesario agregar que no se tiene
plena libertad para ganarse el sustento diario, ya que se consigue una forma de
sujetar al individuo que pueda ser útil para determinada labor, ya que por lo
regular será necesario tener a alguien que haga el trabajo duro y pesado y que
la paga sea inferior para que haya ganancia tanto para el patrón como para el
estado.
Ahora bien, el hombre de visión, que sólo vino a
enriquecerse en el nuevo mundo, fue el europeo y, en el proceso utilizó a la
clase baja (negros e indios) para realizar dichas exploraciones para su
respectiva explotación. Por
consiguiente, hay que evidenciar que Salvador Brau presenta un recorrido histórico
del cómo se consintió dicha colonización en la vida de los primeros residentes
en Puerto Rico. Por lo tanto, en la siguiente descripción se valoraría el
origen étnico y su posterior hibridez en tiempos de la colonia. Esto se distingue así:
Tres han sido las razas pobladoras de este país, la
indígena cuya procedencia es objeto aun de sabias y escrupulosas indagaciones;
la europea conducida al basto mundo americano por su inmortal Descubridor, o
atraída luego por la prodigiosa fecundidad del suelo; y la africana,
introducida por los conquistadores, según lo acreditan documentos oficiales, de
los primeros días de la colonización; por más que, con notoria injusticia hayan
pretendido algunos hacer responsable exclusivo de ese hecho, al eminente dominicano
Fray Bartolomé de las Casas. (14)
Por otro lado, a causa de la mezcla de razas se ha ido
creando el hombre masa que en Puerto Rico sería la clase jornalera. Así pues, no debe extrañar tal afirmación, ya
que desde que el mundo es mundo, el hombre siempre se ha perpetuado y, la
mayoría de las veces sin escrúpulo alguno, puesto que, lo único que le ha importado;
es el expropiar territorios lejanos para explorarlos e imponerse en ellos. Asimismo, desde el punto de vista de Luis M.
Díaz Soler “[a]nte la rápida disminución de la población india, los
colonos de la española se dispusieron a liberarlos si a cambio de ellos les eran
provistos esclavos africanos. Estaban convencidos de la fácil adaptación del
negro al medio ambiente tropical de su inmunidad a varias enfermedades propias
de la zona cálida de su fortaleza física y de su habilidad obrera. Estas
condiciones lo convertían en un trabajador ideal” (44). De acuerdo con el
fragmento crítico citado se entiende porque era el ideal jornalero durante la
época colonial.
Como se constatará a
continuación las ideas occidentales de imposición no nacieron con el
descubrimiento del Nuevo Mundo, sino que, es una mentalidad heredada por
generaciones y traída a América y el Caribe por los emigrantes europeos. Y, de hecho,
como Francisco Ayala establece:
A partir del Renacimiento se ha producido un continuo
crecimiento geográfico de la civilización occidental, que se ha expandido por
el planeta, ocupando territorios pertenecientes a otras culturas y
asimilándoselos, incorporándoselos. Su impulso hacia la conquista y anexión de
espacios exteriores ha proporcionado al hombre de Occidente recursos naturales
muy superiores a sus necesidades, que a su vez se vieron disminuidas
simultáneamente por el drenaje, en algunos casos notorios, de la población
europea vertida sobre los nuevos continentes colonizados. Así, el problema de
población durante la época del capitalismo naciente fue un problema de escasez. (193-194)
Coincidiendo con lo anterior, es interesante el concebir
en que el agotamiento de recursos obliga a seguir la exploración y explotación. Sin embargo, para ello se emprende otro viaje
dentro de ese mismo nuevo mundo donde la “raza” se ampliará por la necesidad
imperiosa de mano de obra para el saqueo y exterminio del metal, aunado así a su
vegetación, que dará paso a la hibridez. Esa masa híbrida se incrementa, proporcionando
como resultado una enmarcada división de clases, debido a los respectivos orígenes
de los residentes, que llevan en su sangre la mezcla de lo indígena, lo europeo
y lo africano.
Para Luis
E. González Vales y María Dolores Luque
La introducción temprana en el siglo XVI de esclavos
africanos, como mano de obra para la industria de la azúcar aportará un tercer
elemento que junto al indígena y al español constituirá el «ethos» del
puertorriqueño y estos tres grupos étnicos aportarán los elementos más
importantes de la cultura que se desarrollará en la Isla. Más tarde se sumará
una fuerte corriente migratoria procedente de las vecinas Antillas no hispanas
del propio continente europeo, lo que contribuirá a un dinámico
desenvolvimiento socio-cultural de la isla. (13)
Aquí, se está exponiendo que la realidad del
puertorriqueño es universal, ya que se habla de tiempos pasados donde el hombre
sin un estatus social alto desgraciadamente nació para servir, para aquél que
tiene el poder económico. A esta forma de vida precaria y limitada recaería en
la descripción que Luckás hace sobre dos posibles realidades que contendría un
ensayo. Una realidad sería la de los jornaleros y otra realidad la de los
hacendados; por consiguiente, a cuál realidad presentada se creería más. Por
ejemplo:
Hay pues, dos tipos de
realidades anímicas: la vida es la una, y la vida es la otra; ambas son
igualmente reales, pero no pueden ser reales al mismo tiempo. En cada vivencia
de un hombre están contenidos los dos elementos, aunque con intensidad y
profundidad siempre diferentes; también en el recuerdo podemos sentir unas
veces lo uno y otras lo otro, pero en un momento determinado sólo podemos
sentir de una forma. Desde que hay vida y desde que los hombres han querido
comprenderla y ordenarla ha habido siempre esta duplicidad de sus vivencias. (Lukács
20)
Dentro de esas dos realidades resaltaría la del patrón
dueño de la hacienda y plantaciones que esclavizará de una forma técnicamente
moderna al subordinado-jornalero al servicio de la explotación de la siembra y
recolección o de la dichosa búsqueda del metal. Por lo tanto, al volverse
complicada la extracción de recurso minerales en Puerto Rico, los
inversionistas se ven forzados a trasladar lo invertido en mano de obra al
Perú. A ésto Salvador Brau indica que:
Las nuevas de aquel importante acontecimiento llegaron en
el año siguiente [1534] a Puerto Rico … una exclusiva aspiración surgió a la
vez en el pensamiento de todos: abandonar aquellas mezquinas granjerías de San
Juan, donde la extracción del oro se hacía cada vez más difícil, a consecuencia
de la disminución de los indios, que ya se dejaba sentir; donde la acción de
los huracanes desencadenaba su devastadora influencia, y en donde las deudas,
contraídas especialmente en la compra de negros tomados al fiado, y nos
satisfechas a su vencimiento, traían en pos de sí, su imprescindible séquito de
ejecuciones, pérdidas, descréditos, y disgustos. (Brau 16)
De lo anterior se desprende que la extracción de las
riquezas de la tierra americana no fue lo único que se hizo, ya que el hombre
masa esclavizado fue un producto exportado por la minoría que poseía el capital
para sustraer lo mejor que producía la tierra en América con respecto a sus
riquezas en vegetales y minerales. Según, Luis M. Díaz Soler
[C]on la rápida extinción indígena, se fueron agotando
los pocos yacimientos de oro que había en la isla. A los colonizadores sólo [le]
quedaron dos alternativas para remediar la situación: abandonar la isla o
desarrollar una cultura agrícola. La explotación de la tierra prometía
beneficios al trabajador blanco si éste decidía labrarla personalmente. Ya se
había demostrado la adaptabilidad del suelo al cultivo de varios productos,
entre ellos la caña de azúcar. (44)
Sin embargo, los inversionistas no fueron los únicos que explotaron
a sus habitantes y a la tierra, ya que los hacendados hicieron que la tierra
diera sus frutos a través de la agricultura, a la cual le sacaron el mayor
provecho, teniendo como mano de obra primero a esclavos y después a los
jornaleros, que seguían siendo otra manera de esclavizar al hombre masa.
En cuanto a las imágenes que Salvador Brau plasma en
su escritura logra proyectar la ambición del invasor sobre cómo lo poco que se extraía
de la tierra era enviado a España, y como no era suficiente los extranjeros en
su afán de riqueza emigraban con sus esclavos a continuar la exploración y
explotación en América. Para Lukács en
su escrito a Popper le enfatiza que:
Digo más: la
distinción de imagen y significación es también una extracción, pues la
significación está siempre envuelta en imágenes y toda imagen está iluminada
por el reflejo de una luz de más allá de las imágenes. Toda imagen es de
nuestro mundo, y la alegría de esta existencia brilla en su rostro, pero
recuerda y no recuerda algo en un momento existió, un cierto lugar su patria,
lo único en el fondo del alma es importante significativo. (21)
Comoquiera
que se examine el hecho, lo extraído de la tierra que fue el oro y sus
vegetales quedan en la memoria no siempre como un buen recuerdo del
descubrimiento del nuevo mundo, ya que la expropiación de ello fue ejecutada
por el esclavo y por el contratado, para seguir enriqueciendo a extranjeros y a
los nuevos nacidos en el Nuevo Mundo para su beneplácito de aristócrata.
Además, con respecto a este tema de explotación de la
tierra, Salvador Brau puntualiza que: “[t]odo género de industria era
desconocido en el país y la misma agricultura, explotada en 4,579 estancias de
labranza, y 269 hatos y criaderos para ganado mayor y menor; no lograba
traspasar los límites de la más grosera rutina, bastante a penas a bastecer el consumo
de la Isla, los escasos trapiches encargados de extraer a la caña sus tres
esenciales productos: miel, azúcar y aguardiente” (22). Como consecuencia, no cultivar lo suficiente
como para exportar, no significaba el que no haya habido dicha explotación
humana y de la agricultura, ya que a quien le tocaba realizar esas labores de
labranza y la excavación para la adquisición de los recursos minerales era al
esclavo, que había sido la primera inversión en la llegada del Nuevo Mundo.
A ésto Luckás enumeraría que en el arte de exponer “[n]o se trata de finura
y de profundidad; éstas son categorías valorativas y, por lo tanto, sólo tienen
valoraciones dentro de la forma; se trata de los principios básicos que separan
las formas unas de otras; se trata del material con el que todo está
construido, se trata del punto de vista, de la concepción del mundo que da
unidad a todo” (Lukács 23). Para este
teórico se entraría en un posible orden funcional del hombre que ha ido
evolucionando, debido a las fuerzas sociales que mueven al mundo, ya que
después de ser esclavo pasa a ser jornalero, donde se supone tiene más
libertades que un esclavo.
Más aun, de acuerdo con Francisco Ayala el
proletariado emerge debido a la evolución del sistema político, económico y
social. Ésto a su vez daba paso a una
nueva forma de poder para tener el controlar de las masas para su continúa
explotación. El crítico señala también que:
El advenimiento del régimen social de las masas,
descrito por Ortega –y otros profetas,
antes que él, lo habían previsto– hace acto de presencia inicialmente, en
Occidente, con la revolución industrial y
con la revolución política de finales del siglo XVIII, se manifiesta en las
guerras napoleónicas, en los movimientos democrático-nacionalistas, en la
formación del proletariado, en los avances del industrialismo. (192)
En todo caso dentro de esa estructura social del
proletariado se va generando una nueva actitud de control de los que antes eran
esclavos, puesto que se necesitaba mano de obra para el trabajo de exploración
y explotación. Lo hacen adentrándose en
esa naciente burocracia donde los gobiernos se las ingeniaban a través de
documentación de estructura ambigua que seguía teniendo de alguna manera el
control sobre el que antes era esclavo y, que ahora pasaba a ser jornalero. De esto
Salvador Brau afirma que:
Por el artículo 6.
° se ordenaba consignar en la libreta
las condiciones del contrato celebrado entre el jornalero y el proletariado, y
la fecha en que terminaba, y en el artículo 5. ° se prevenía, que ningún vecino
podría emplear a los jornaleros sin que antes acreditasen éstos estar solventes
con la última persona que los hubiera empleado.
En ley de verdad,
esos dos artículos no parecen establecer más que antecedentes comprobatorios
sobre las relaciones mutuas entre propietarios y asalariados, como no parece
establecer el artículo 9.°, al ordenar a las justicias locales vigilar que los jornaleros de sus
territorios se hallasen constantemente ocupados, más que un propósito
determinado de fomentar los sentimientos de laboriosidad en los obreros; pero
entre el espíritu de las leyes y el criterio de sus intérpretes suelen mediar,
a veces, un abismo. (48-49)
Para Salvador Brau, el hombre de poder económico o sea el
proletariado, aunque ha perdido al esclavo se mantiene en el poder. De la manera en que el hacendado lo hace es a
través de una libertad aparente, puesto que, la esclavitud directa ya estaba abolida.
Sin embargo, los hacendados han creado lazos con la nueva burocracia que tiene
el poder en el estado para seguir teniendo acceso a la mano de obra, aunque ya no regalada si al menos barata de los que
no hace mucho eran esclavos. Hay que
tener en cuenta, entonces, el punto de vista de Francisco Manrique Cabrera, quien señala que “contundente
y agresiva defensa de tales clases, para quienes sugieren hacia las páginas
finales del ensayo nada menos que la instalación de cooperativas. A propósito
de los jornaleros hace un apunte sobre la procedencia étnico-histórica de
aquellos rasgos que en todos los puertorriqueños son proverbiales” (175). Entonces, Salvador Brau propone en su ensayo que
se aproveche ese poder que se está desarrollando entre hacendado y estado
gobernante para crear un medio de unión laboral mutua para la creación de una
mejor forma de revisión trabajadora para mejorar la economía de la Isla. Claro
está que sea dirigida por el estado y el hacendado. El jornalero seguiría en su subordinación como
clase trabajadora para mantener y producir un capital en la Isla.
Así pues, en cuanto a
la visión de mundo que se vislumbra en Salvador Brau en Las
clases jornaleras de Puerto Rico, no sería otra cosa que la reordenación de una idea que ya se estaba
ejerciendo y, lo único que se necesitaba era mejorarla, en cuestión por
supuesto está en la función del trabajador y el patrón. A ésto Salvador Brau puntualizaría
que “[y]a veis, que el espíritu de la cooperación no es nuevo entre nosotros;
sus efectos son conocidos: falta desarrollarlos, encauzarlos y favorecerlos”
(Brau 71).
Ahora bien, de
acuerdo con Lukács en cuanto a lo que es un ensayo sería que:
Se convierte esa forma
en una concepción del mundo, en un punto de vista, en una toma de posesión
respecto de la vida de la que ha nacido; en una posibilidad de transformar la
vida misma y crearla de nuevo. En momento crucial del crítico, el momento de su
destino, es pues, aquel en el cual las cosas devienen forma; el momento en el
que todos los sentimientos y todas las vivencias que estaban más acá y más allá
de la forma reciben una forma, se funden y adensan en forma. Es el instante
místico de unificación del externo, lo interno, el alma y de la forma. (25)
En todo caso para
finalizar, hasta aquí se ha visto que el jornalero o hombre masa ha sido el
elemento principal en todo el ensayo de Las clases jornaleras de
Puerto Rico, ya que fue y sigue siendo un elemento necesario para la expansión económica,
ya que el propósito principal siempre será el obtener la mayor ganancia a
través de la explotación humana, así sea, como en un comienzo el de extraer todo
mineral que produzca la tierra. Y, siempre se adquirirá atando al hombre y a la
mujer a principios, a costumbres y leyes, para extraer de la tierra lo mejor de
la flora y la fauna y sus recursos minerales que son del consumo de todo
momento histórico, que es aprovechado al máximo por el poder opresor.
En este sentido
sólo quedaría estipular que en la búsqueda de la persuasión se ordenarían razonamientos,
donde los posibles hechos serían la mejor manera de convencimiento para quien
pudiera interesarle una mejor manera de hacer más capital económico como lo que
ya se tiene. Desde el punto de vista de Lukács podría ser lo siguiente:
Así más o menos me
imagino la “verdad” del ensayo. También aquí hay una lucha por la verdad, por
la corporeización de la vida que alguien ha visto en un hombre, en una época en
una forma; pero depende sólo de la intensidad del trabajo y de la visión el que
lo escrito nos dé una sugestión de esa vida … El personaje del ensayo ha vivido
en algún momento; hay que dar forma a su vida; pero esta vida está tan dentro
de la obra como todo en la poesía. El ensayo crea por sí mismo todos esos
presupuestos de la fuerza de convicción y de la validez de lo que ha visto.
(Lukács 29)
En Las clases
jornaleras (1882) de Salvador Brau se
valora la veracidad en que se basa la validez de los hechos que enfatiza el
ensayo. Se delinea un orden histórico donde el origen de una raza evoluciona con
las invasiones e imposiciones. Su hibrides le forja una identidad que le
caracteriza como caribeño y, que la construcción de país se ve trazada por los
cambios sociales importantes al resaltar la transición de esclavo a jornalero,
debido a un capitalismo en avanzada, que no pasa desapercibido en una sociedad naciente
de finales del Puerto Rico del siglo XIX.
Obras citadas
Ayala, Francisco. “La Sociedad de Masas: Datos primeros
para su estudio.” Revista Mexicana de
Sociología, vol. 3, no .2, 1951, pp. 191-200.
Brau, Salvador. Ensayos
(Disquisiciones sociológicas). Editorial Edil, 1971.
Díaz Soler,
Luis M. Historia de la esclavitud negra
en Puerto Rico. Editorial Universitaria,
1981.
González Vales, Luis E. y María Dolores Luque, coord. Historia de Puerto Rico, vol.
4,
Ediciones Doce Calles, 2012.
György, Luckás. Sobre la esencia y la
forma del ensayo (Carta a Leo Popper). Ediciones
Grijalbo, 1975.
Hering, Ilse. “El hombre minoría
según Ortega y Gasset.” Revista de
Filosofía de la Universidad
de Costa Rica, vol. 8, 1960, pp. 381-384.
Manrique Cabrera, Francisco. Historia de la Literatura Puertorriqueña. Editorial Cultural, 1971.
Meadows, Paul. “Teorías sobre la Cultura de las
masas.” Revista Mexicana de Sociología,
vol.
14, no. 1, 1952, pp. 99-114.
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