Mi
Perfecta Navidad
Por Juana Vásquez
La
navidad siempre ha sido mi época favorita y siento que la que vivi durante mis primeros años de vida fueron las mejores que pueda recordar. Les cuento, Crecí en Ojo de Agua Salcedo, República Dominicana, un campo donde prominentemente la gente es de bajos
recursos económicos, aunque, en sentido figurado, hay dos familias ricas y tres
de clase media alta. Me refiero a los años 70 y 80 donde las diferentes clases
sociales fueron bastante marcadas.
Como ha de esperarse en una sociedad
clasista, la celebración de las fiestas de Pascuas en mi época dependían del
presupuesto en cada familia. Yo vengo de una familia de clase media baja donde
teníamos todo lo necesario pero los lujos eran inexistentes, pues esto no solo,
no se podía, sino que también, no era de importancia.
La Navidad era celebrada con algarabía, unión y regocijo, pero sobre todo muy simples. Recuerdo el olor a manzanas que viajaba desde el colmado de la
esquina hasta mi casa por todo el mes de diciembre. Pues solo en navidad cada
colmado compraba una caja de manzanas, y de manera peculiar las amarraban por
el estilo, el pequeño tallo que conecta el corazón de la fruta con el tallo de
la misma, en un palo colgando, para que todos vieran que allí había manzanas
para el que pudiera comprarlas, las comprara, al igual que los ramilletes de
uvas, que ha distancia se miraban exóticos. Yo recuerdo el regocijo, mis hermanos y yo, no podíamos esperar por la cena de pascuas, el único día que en mi casa se consumía manzanas o uvas, para comer
de ese manjar que para nosotros era solo una vez al año.
Las fiestas eran hermosas en mi barrio,
llenas de gente feliz, música, aguinaldos, la Misa del Gallo, una cena navideña
el Día de Pascuas, la celebración del Año Nuevo y el Día de Reyes. Para
nosotros las navidades eran todo el mes de diciembre hasta que los reyes magos
llegaran. Era de costumbre, en mi casa, desde el inicio del mes dejarles café y
un cigarrillo a los reyes magos con nuestras respectivas cartas, que, según mi
tía, quien fumaba y le gustaba el café, era lo que los Reyes querían.
Como todo vecindario de clase media baja,
las familias tienden a ser numerosas. En mi casa éramos seis hermanos, pero
solo cinco estábamos en casa, mas todos los primos que nos visitaban para esta
época. Las fiestas eran repletas de muchachos jovenes, pues el vecino
del lado tenia cinco hijos, el del extremo tenia cuatro, el tío tenía diez, y así.
Es por eso que los aguinaldos eran hermosos.
No teníamos más que un radio para iniciar
la fiesta, lo que hoy le llaman “boom box”, por ser fácil de cargar, que
nuestros padres nos trajeron de los Estados Unidos, y con este nos íbamos un
grupo de amigos a llevarle música navideña a las casas. Desde el viernes de
cada semana, escogíamos una casa y así sucesivamente seguiamos hasta el dia de reyes. Nos íbamos este gran grupo
de jóvenes por las calles sin asfaltar de agua fría, el nombre del sector de dónde
vengo, cantando hasta llegar a la casa escogida clásicas canciones navideñas
como Llego Juanita, Por las Montañas Venimos, Cascabel, Los Peses en el Rio, Feliz Navidad, Noche de Paz, y claro, vociferábamos mientras reíamos de
felicidad.
La algarabía que desbordamos al cantar por todo nuestro trayecto contagiaba a personas quienes se unian a nuestro grupo y al llegar al casa escojida, éramos un enorme grupo de jóvenes que inmediatamente nos abrían la puerta comenzábamos a bailar mientras esperábamos por lo que la familia tenía para ofrecer. Por lo general nos brindaban un té de jengibre y si acaso con galleticas de manteca. Muchos las compraban con anticipación, para tenerlas en casa en caso y les tocara su aguinaldo sorpresa, otros no tenían nada mas que el te para ofrecer. De igual manera éramos felices con lo que nos ofrecieran.
El Día de Pascua es especial para mí y mi favorito pues me encanta cenar con mis hermanos, todos en la mesa con la comida
típica de este tiempo que por lo general es moro de habichuelas o gandul,
lechón asado, ensalada de papas rusas, y ensalada verde. Mi abuela le gustaba
mimarnos y añadía torrejas de berenjenas y pastelitos de yuca. Siempre había un
plato en el centro de la mesa con manzanas, uvas y nueces mas una botella de
ponche crema de oro y vino tinto adornado con gomas dulce que comíamos como
postre inmediatamente terminábamos de comer.
Mi hermana y yo lucíamos vestidos nuevos en esta época festiva. Mi abuela quien cocía ropa, siempre hacia un vestido nuevo para mí y mi hermana para el día de pascuas, como también para el año nuevo y día de reyes. Recuerdo una navidad en específico, talvez tenía yo siete años. Ya me había vestido para el Día de Pascuas, este día en vez de llevar un vestido, que era lo que me gustaba, lucia unos pantalones color vino con una blusa rosada con puntos rosados de adornos, que mi madre había envido desde New York. Ese día se me ocurre rentar una bicicleta. Rentaba la bicicleta porque mi madre, quien ya vivía en los Estados Unidos, decide que no quiere que en casa tuviéramos bicicletas pues no quería que nos pasara nada en medio de su ausencia. Yo quería tener una, y lo que hacía era rentarle a un niño del vecindario su bicicleta por $.25 por el día completo.
Rento la bicicleta e invito mis amigas a que vengan, las que no tenían bicicletas como yo, a correr conmigo. Nos turnábamos para correr, mientras una corria, las demas le corríamos detrás, aun cierro mis ojos y escucho las carcajadas de ese dia. Yo era feliz por mí y por mis amigas que estábamos haciendo algo o que el presupuesto no nos lo permitía, o como yo, que andaba rompiendo reglas. Bueno, ese día, yo decido brincar la bicicleta y me voy con todo y bici hacia atrás, rompiendo no solo mi ropa nueva sino mi nariz, boca y pelado mis rodillas y codos.
Todavía hoy en día recuerdo este día ser uno de los más felices de mi vida, junto a mis amigas aun y me accidenté. Es que las risas y algarabías de este momento se plasmaron en mi mente trayendo felicidad a mi mente, cada vez que me acuerdo.
Pero la felicidad no era completa, como toda sociedad clasista yo comparaba lo que teníamos en casa, en función decorativo con lo que otras familias ponían en sus casas. Por ejemplo, nuestra casa nunca tuvo un árbol de Navidad o decoraciones navideñas. Yo aforraba cajitas de fosforo con papel de regalos, las hacia tipo regalitos y las ponía en un palo charramico de ramas secas, le ponía unas luces que mi madre nos había enviado desde Nueva York, y este era nuestro árbol. Yo soñaba con un árbol hermoso de verdad con bolas, luces y decoraciones por todas partes, cuales decoraciones y arboles solían ser muy simples en ese tiempo, muy diferente a lo que tenemos hoy en día.
Al llegar a los Estados Unidos de América, entrar a una tienda y mirar las decoraciones navideñas en tiendas que solo ponían música navideña me traía el recuerdo de esa niña que soñaba con una navidad llena de colores, luces y adornos por doquier. Podía pasar horas escuchando música navideña o observando decoraciones navideñas dentro de una tienda.
Al pasar el tiempo, como costumbre navideña
en Nueva York, mis navidades se convirtieron en un afán de compras de regalos a
tal caso que lo único que hacia durante todo el mes era correr a comprar para
estar preparada para el día de navidad. Ahí fue que me di cuenta que la Navidad
perfecta la tenía en ese pequeño sector de Ojo de Agua donde por todo un mes
bailábamos y cantábamos canciones navideñas y lo único importante era compartir
y estar juntos en esta época tan linda.
Por años busco armar un poco de ese
significado de paz y armonía que viví en los primeros 19 años de mi vida, pero
los deje atrás en el transcurro del tiempo que esta en contante cambio y aunque
quiera, ese tiempo de unión y regocijo se plasmó en un tiempo de inocencia
donde lo que conocíamos del mundo era solo el pequeño mundo que teníamos frente
a nosotros, y ese pequeño mundo, hoy entiendo, era imperfectamente, perfecto.
Querida Juana, me encantó leer tu artículo. La forma en que describiste la magia de la Navidad me transportó a mis propias vivencias navideñas de la infancia. Me recordó la importancia de compartir momentos especiales con la familia y amigos. ¡Feliz Navidad! Que esta época del año te traiga alegría, paz y amor. 🎄❤️
ResponderEliminarAuch, que linda! Cuanto me alegra que te transporte a tu niñez y al verdadero significado de la Navidad! Feliz Navidad querida Evelyn!🎄✨🎄💖
EliminarMi querida Juana, de eso se trata la Navidad, de compartir, estar en familia con los amigos y disfrutar las cosas simples de la vida, porque no son tan simples, son tesoros escondidos de Amor y lo maravilloso de la Navidad. Te deseo Salud y Felicidades.
ResponderEliminarMuchas Gracias Margarita por tus lindas palabras. Si, la Navidad es para compartir en familia y entre amigos. Te envío un fuerte abrazo y que estás Navidad te traigan mucha dicha, amor y paz! Feliz Navidad!🎄
EliminarEstimada Juana, que hermosa descripción de esa bella época en la infancia y lo que significa para tí. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarMuchas querida Janeth! Un fuerte abrazo para ti y mis mejores deseos en esta Navidad para ti y los tuyos!🎄
Eliminar*para ti.
ResponderEliminarFeliz Navidad!🎄
EliminarLa historia está interesante, y muy simpática. No deja uno in recordado las cosas similares que vivimos en aquellos tiempos de felicidad, donde esculpimos un mundo perfecto con pinceladas de inocencia. Felicitaciones Juana por tu tierna bonita manera de ilustrar los recuerdos.
ResponderEliminarMuchísimas Gracias querido Juan! Me honran tus palabras.
EliminarFelices fiestas!🎄