EL AMOR DE MADRE EN LA EDAD MEDIA.
Es universalmente conocido el sentimiento de amor que las madres sienten hacia sus hijos, (sin embargo, existen excepciones). La expresión de este puede darse en diversas formas e intensidad, desde la manifestación de un amor saludable y recíproco hasta el sacrificio, renuncia y sufrimiento, incluso hasta considerarse como un irracional sacrificio y sufrimiento).
Existe un principio psicológico que establece que: “La tristeza y el dolor psicológico es humano”, pero si este se torna “permanente o frecuente” es denominado “sufrimiento” y el permanecer en este estado es “una elección de la persona”.
Y es que el sentimiento de amor lo traemos dentro de nosotros, nacemos con él, es tal vez filogenético y diría a la vez hasta ontogenético. Pero la forma de su expresión, no, esto se aprende. Incorporamos la forma de manifestarlo mediante la cultura, la cual moldea y modela dicha forma.
Esto va desde la familia, la escuela, la comunidad, llegando a ser aprendido e incorporado a través de la sociedad o la propia nación o país. Una de las grandes influencias en la forma de manifestar el amor es mediante el denominado aprendizaje vicario, es decir por modelos físicos, pero a la vez también “por modelos plásticos” los cuales son difundido por la tv. el cine, las revistas, los posters, etc.
Algunas personas expresan el amor de pareja a través del coito, otras mediante un beso en la boca, obsequios de diversa cuantía; el tener uno, dos o tres hijos, mostrar fidelidad, responsabilidad, solidaridad, preferencia, dedicación de tiempo, etc. Hay también quienes expresan su amor hacia la pareja o hacia los hijos con violencia física o psicológica. Hay quienes consideran sinónimo de amor el aceptar supresiones, limitaciones, humillaciones, infidelidad, celos, hasta agresiones físicas.
Existen algunas tribus de Sud África, que expresan su amor al despedirse de su pareja frotándose la nariz el uno con el otro y mediante este hecho, ambos se huelen. Ellos no consideran el beso en la boca o en alguna parte del rostro como sinónimo de amor, como lo suelen realizar habitualmente los occidentales. Ellos manifiestan que el olor de su pareja permanece en ellos durante gran parte de su jornada laboral y esto contribuye a su “energía laboral”.
Dicha costumbre tiene una explicación bioquímica y/o neurofisiológica, dado que el olor es un conjunto de moléculas que se propagan a través del aire para ingresar luego por la cavidad nasal y al ser captadas por la mucosa son retenidas por las pilosidades nasales, enviadas luego a un núcleo nervioso (que no está lo suficientemente estudiado) llamado Órgano Naso Vomeringio, (localizado en la base frontal del cerebro), para su identificación e enviarlo al “circuito de recompensa” del cerebro causando la emisión de neurotransmisores como la serotonina o la dopamina clasificándolo en placentero o displacentero.
Esto significa que el olor que emite la pareja esta “registrado” en nuestro cerebro el cual puede producir reacciones diversas en el individuo, desde sentimientos románticos, eróticos, sensuales, melancólicos, tristes, nostálgicos, de enojo, de excitación sexual, pre orgásmicos y hasta orgásmicos.
Y eso se debe a que el sentimiento de amor no solo concierne al campo psicológico o social. No es, simplemente, tener un modelo o bio tipo de pareja hacia quien se siente atracción al imaginarlo o mediante una aproximación física, es más complejo que eso.
En el sentimiento de amor intervienen una serie de factores donde están a la vez incluidos factores bioquímicos. Es muy común escuchar “¿Y qué te agradó de tu pareja? Y la respuesta suele ser: “desde un inicio hubo química”. Se refieren posiblemente a las hormonas volátiles que despide todo cuerpo humano, llamadas “feromonas”, que perciben ciertas personas de manera específica de otras, produciendo una sobre estimulación sensorial y comportamental permitiendo orientar su interés, conducta y sensorio hacia dicha persona o evitarla.
De la misma manera una importante hormona elaborada por la glándula pituitaria (situada en el centro del cerebro) llamada oxitocina cumple un rol determinante en las relaciones sociales de aproximación o evitación del individuo hacia su entorno. Al ser inundada la sangre del sujeto por la oxitocina, activa una parte del cerebro (la amígdala cerebral) causando una serie de reacciones neurofisiológicas influyendo en el comportamiento socio/afectivo del individuo. Se ha detectado que en las madres gestantes se halla una cantidad elevada de oxitocina.
En los animales hembras también sucede lo mismo; la cantidad de oxitocina es tan elevada que el sentimiento maternal de protección hacia su cría los convierte en muy feroces pudiendo una leona causar la muerte a un león macho si ve amenazada su cría ante su presencia.
La producción significativa de oxitocina en el individuo potencia por lo tanto las relaciones sociales y activa o incentiva los sentimientos de amor, confianza, generosidad, solidaridad y protección hacia el ser amado. Mas aun, en las madres gestantes su presencia y resonancia es más que significativa. Pero dejemos por ahora este interesante y complejo tópico de amor de pareja, para ser desarrollado en otro artículo. Por ahora deseo orientarme al amor de madre hacia sus hijos o mejor dicho de ciertas madres hacia sus hijos.
Líneas arriba manifestaba que, si la manifestación de amor es modelada y moldeada por la sociedad o cultura, donde el aspecto bioquímico cumple un rol predominante, pero tenemos claros y elocuentes ejemplos que a veces el aspecto bioquímico del organismo ha sido suprimido y/o no cumple su roll en el individuo en su expresión, porque el aspecto societal fue lo determinante.
Y es que a veces la continuidad y elevada frecuencia en la ejecución de una conducta logra modificar no solamente su componente neurofisiológico sino también la bioquímica del individuo.
Las madres gestantes los infanticidios
Un hecho muy particular meritorio de ser descrito y analizado sucedió en la época del Medievo. Ocurrió que los apremios económicos de ciertas familias eran tan cruentos y miserables que ciertos matrimonios elaboraron una particular estrategia para procurarse mayores ingresos a su economía y mejorar su estado de vida. De esta manera ciertas mujeres acordaban con su esposo quedar embarazadas para una vez que estuviera en un avanzada gestación, provocarse un aborto o en su defecto una vez nacido el bebe, este falleciera de manera “accidental”.
El objetivo de estos infanticidios, (que no fueron por cierto escasos en dicha época y grupo poblacional) era debido a que la mujeres de la aristocracia de aquel tiempo que tenían un bebé, se abstenían de darle de lactar por ellas mismas para no deformar su cuerpo pues la moda era usar brassiere muy ajustado y parte de la elegancia de aquella época era tener los senos pequeños por lo tanto preferían contratar como “asistentas de lactancia” a madres que habían tenido un reciente hijo fallecido para de esta manera evitar que la leche materna disminuya al ser compartida por otro bebe privilegiando el suyo.
Esto fue común por aquella época, y la sociedad se mostraba permisiva ante tal practica homicida aun conociéndola. Esto tal vez sea otro de los claros ejemplos que quien ostenta el poder económico, jurídico o político puede llegar hasta el moldeado o modelado de la expresión de los sentimientos.
Algunos sociólogos dirían que el “Ser social, condiciona la conciencia social”. Y es que el “Ser Social” está determinado por el lugar que el individuo ocupa en la pirámide social y su “Conciencia Social”, involucra la educación, cultura y hasta la forma de sentir y/o expresar los sentimientos.
En verdad desconozco como fue modificándose esta costumbre medieval, hasta llegar a debilitarse y desaparecer esta práctica infanticida. Pero es de suponer que la moda se modifica con el transcurrir del tiempo, la cultura y los grupos humanos y el concepto de belleza también cambia lo cual ocasionó que sea la propia madre quien asumiera la lactancia del neonato posteriormente.
Cabría hacernos una pregunta, La expresión de nuestro sentimiento personal de amor hacia nuestros hijos o hacia nuestra pareja, ¿ha sido influenciado de manera directa por nuestra familia?, ¿algún grupo social en particular?, ¿alguna persona en preferencia? ¿O es una expresión propia y muy personal de dicho sentimiento? o tal vez ¿una combinación de todos ellos? ¿Nos lo hemos preguntado en algún momento? o simplemente: ¿lo sentimos y lo expresamos?
Muchas Gracias Ricardo por dan interesante artículo a cerca del amor. Me impacto el infacidio, impresionante lo que la gente termina haciendo para llenar expectativas sociales o necesidades económicas.
ResponderEliminarJuana Vasquez
Muy agradecida, Dr. Vacca, qué interesante!! Un material sin desperdicio. Sigan los éxitos.
ResponderEliminarwoao. maravilloso este articulo ,
ResponderEliminarExcelente, gracias por compartir importante tema, saludos cordiales
ResponderEliminar